La ecología y la práctica terapéutica del psicólogo

Posted on 11:45 by aula subversiva


La ecología y la práctica terapéutica del psicólogo

Ya instalados en el siglo XXI, parece no ser necesario elaborar argumentos para defender la idea de que el planeta en que habitamos se encuentra en una crisis ambiental que amenaza nuestra sobrevivencia. El efecto invernadero, el cambio climático, los icebergs desprendiéndose de la Antártida, el aumento en el nivel de las aguas de los océanos… en fin, muchos ejemplos han sido difundidos y son conocidos por la gran mayoría de nosotros. A nivel de política internacional, muchos intentos de poner fin a esta situación, como los representados por el protocolo de Kioto, dan cuenta de una creciente conciencia en el problema, pero a la vez de una completa incapacidad para coordinar acciones efectivas que lo logren revertir o, al menos, detener. Movimientos políticos y sociales en quizás todos los países levantan la bandera de la crisis ecológica, pero los resultados no aparecen.
Vistas así las cosas, es difícil evitar la conclusión de que la crisis está superando las capacidades humanas para enfrentarla. Y, ¡cómo no!, si la forma en que hemos querido vivir es la que está ocasionando el problema. La dualidad mente-cuerpo, la idea de progreso y la ilusión de control sobre la naturaleza han provocado una desconexión insólita entre los sujetos y su planeta.  Parecemos actuar como si fuéramos sistemas en un entorno ilimitado, capaz de absorber todo aumento de complejidad (y, por tanto, de entropía) que produzcamos en nuestros intentos por controlar la complejidad del ambiente en que nos encontramos. Sin embargo, somos parte de un sistema más amplio que nosotros mismos, cuya entropía aumenta junto con la nuestra. Y, por lo tanto, nuestra propia actividad nos enfrenta a un mundo de mayor complejidad,  que requiere de que una vez más aumentemos nuestra complejidad para adaptarnos a él, incrementando la entropía y… bueno, así las cosas, el problema no parece tener solución. Los aumentos en los niveles de estrés, de angustia, de depresión y otros indicadores de salud mental dan cuenta de esta vertiginosa dinámica en que estamos envueltos.
Dado lo anterior, hemos llegado a cuestionarnos respecto al rol que, como psicólogos, deberemos jugar en los cambios que la humanidad requiere con urgencia. Es una pregunta que no hemos visto instalada en las cátedras de la universidad, ni en las conferencias a las que se nos invita, ni en los textos que circulan a nuestro alrededor, ni en el pensamiento de los teóricos que hemos conocido. Sin embargo, nos parece que no sólo es una pregunta fundamental, sino que apunta a nuestra sobrevivencia como especie. Y es fundamental, porque son nuestras conductas, nuestra actitud, nuestros juicios, nuestros valores, nuestra visión de mundo los que están llevando al planeta al borde del colapso, arrastrando junto a nosotros a todos los demás seres que lo habitan.
¿De qué manera el psicólogo puede transformarse en un agente de cambio ante la crisis ecológica? ¿Cómo nos debemos preparar para asumir ese desafío como profesionales? ¿Cómo se instala este tema en el espacio terapéutico? ¿Cómo lo abordamos en nuestras prácticas comunitarias, en el ámbito de la educación, en el análisis de instituciones? ¿Existen referentes a los cuales, como alumnos, nos podamos dirigir? ¿Es éste realmente un problema que requiera de una preocupación particular para los psicólogos?
No podemos ni queremos plantear aquí respuestas a estas preguntas. Creemos que es de vital importancia (literalmente hablando) provocar una reflexión profunda, transformadora, en torno a ellas. Necesitamos pensar, investigar, preguntar, probar.  Como diría Bachelard, “el hombre animado por el espíritu científico, sin duda desea saber, pero es por lo pronto para interrogar mejor”. 
Sin embargo, sí estamos convencidos de que los psicólogos debemos ocupar el lugar que las circunstancias nos han deparado. El “psicoecólogo”, proponemos, debe fomentar una relación armónica del sujeto con su cuerpo y el mundo en que está inserto. Debe, según creemos, promover la toma de conciencia de que no somos individuos habitando un mundo, sino que somos ese mundo. Somos totalidades, pero también somos parte de una totalidad mayor. Lo que hagamos con esa totalidad lo hacemos también con nosotros, y lo que hagamos con nosotros le sucede también a la totalidad. Como psicoecólogos, creemos que es necesario promover la conciencia y la responsabilidad. Muchos seres habitan este planeta, no estamos solos.
Conocer lo que el mundo está pensando respecto a estos temas nos parece importante. Por ello, nos interesa publicar textos respecto al paradigma ecológico, a la situación climática, a los esfuerzos internacionales por buscar soluciones. Pero lo que nos parece más importante es que nosotros, como estudiantes de Psicología de Arcis, discutamos, aportemos, reflexionemos. Hagamos un aporte, tal vez ésa sea la revolución que estamos soñando. Porque, después de todo, ¿no es el neoliberalismo un hijo ilustre del pensamiento que nos ha llevado a donde estamos?


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