Los sin palabras: Una historia. A modo de recuento.

Posted on 9:12 by aula subversiva


Existió hace algún tiempo un lugar en el mundo, en donde la igualdad de existencia, libertad y formación de palabras denotaba en un pueblo regido por la más plena paz. En este lugar se respiraba libertad de expresión en todas sus formas y la forma mas preciada por los habitantes de aquel lugar fue durante mucho tiempo la posibilidad de hacer libres sus ideales transformándolos en palabras. Palabras que fundarían un legítimo ideal que persistiría a través del tiempo sin ser removido y que seria capaz de sostener un pueblo solamente en palabras. Aquellas palabras en algún momento fueron la invención y protagonista del comienzo de una historia que resistiría viva durante mucho tiempo, (según sus creadores).


“Palabras era justamente lo que contenía cada conciencia de los habitantes de ese lugar”.


Si bien es cierto antes de la palabra existe un enorme proceso de formulación de la misma. Sin embargo, está era el producto de importancia de los humildes pueblerinos de la comunidad en donde vivían los soñadores que pronunciaban sus ideales colectivos a modo de palabras.


Los habitantes del pueblo hicieron de las palabras el medio por el cual permitían la dirección de su sentido de vida. Sentido que permitía plenitud en la comunidad.


Hubo en ese entonces un número no menor de voces que pronunciaban palabras, haciendo notar sus reflexiones personales y sociales. Aquellas voces se hacían relucir en distintos modos de expresión, ya fuese artística, filosófica, o simplemente habladas. Y es que la gente del pueblo realizaba el gesto de hablar no tan solo para comunicarse entre si, sino también, como una forma de legitimarse en su propio pueblo en común. De esta manera existían ideales propios que no eran excluyentes de discusiones y ni siquiera de desacuerdos que hubieran entre ellos mismos, sino que lo mas preciado en ese entonces para ellos siempre fue (y lo sigue siendo), aunque en lo mas escondido de sus conciencias,  la búsqueda del consenso, respetando la palabra de cada uno de los habitantes y participantes por derecho propio de una misma ideología e historia fabricada por ellos mismos.


Hermosos tiempos eran en ese entonces para la comunidad de los míticos hablantes idealistas, fabricantes de sentido social, criaturas movidas por el afán de la construcción de leyes justas (para todos)… Democracia la solían llamar.


¡Al parecer los tiempos cambian ¡. Tenían en mente algunos escépticos pueblerinos.


Los tiempos, como todos los habitantes del lugar sabían, son susceptibles de cambios y para la trágica suerte de los habitantes del mágico reino de las palabras existentes, aquellos tiempos cambiaron y con el paso del celoso tiempo, empeoraron.

Habían sido hasta entonces hermosos tiempos para la cultura del pueblo que nunca pensó que en algún momento existiría la posibilidad de que toda la construcción histórica se derrumbara y más aun la posibilidad de que ese derrumbe de la historia diera paso a un desierto de palabras, sin dueños. O mas bien palabras ocultas, silenciosas y dispuestas dentro de la sociedad ya en otra forma de expresión.


Se hizo aparecer entonces, en un momento de la historia de la comunidad, un día oscuro y gris no tan solo para la comunidad sino también para la construcción de aquel hermoso y tranquilo lugar en la historia. Lugar empoderado por los ideales y por los sueños convertidos en palabras.
Con la llegada de este día tan oscuro y bullicioso, llegaron también seres terribles que con su bullicio y poder, se encargaron de poner fin a la palabra de tantas conciencias, matándolas, destruyéndolas y dejando en el lugar solo silencio. Silencio que termino además de dejar sin ideales hablados a los hombres, dejo un infierno de seres sin palabras, frustrados y con un apretado bozal en sus conciencias.
Impedidos por el bozal, puesto en las conciencias, los hombres del pueblo estarían durante varias décadas, intentando la recuperación de sus palabras.
Sin embargo el ingrato tiempo y sus secuaces compuestos en aquel momento de bichos, ratas y cucarachas, se encargaron de hacer de la palabra sobrepuesta en la historia por los humildes creadores de la misma, una herida tan grande en la historia del pueblo, que miles de hombres, que habían hablado, fueron uno tras otro callando la importante palabra de libertad y liberación.
Fue tan horrible la matanza, que los horribles bichos come palabras, se preocupaban de devorar conciencias en cuartuchos escondidos en la ciudad (probablemente para que nadie se diera cuenta), cuartuchos llenos de dolor y en donde las conciencias de los, hasta ese entonces pensadores de palabras escuchadas, al final de cada sesión de matanza, terminaban sin nada mas que recuerdos.
Recuerdos de que?
De palabras.


Lo definieron en aquel momento como tiempo de censura, y es que fue una tremenda censura a las entrañas de la ideología, del sentido social y común que se practicaba en aquellos tiempos de antaño.
Los (en ese entonces) frustrados “sin palabras”, fueron abatidos por terribles fuerzas, que se empoderaron del mas preciado tesoro del pueblo, sus ideales, que en ese entonces estaban convertidos en palabras.
Palabras escuchadas. Pues ahora, después del delito, matanza y criminal mutilación de conciencias solo queda silencio. Silencio oscuro, que sirve únicamente para dar crecimiento a las horribles maquinas de poder, encargadas de poner nuevas palabras en la voz de los ahora “sin palabras”.


Penoso es ver que nos quiten las palabras!. Proclamaban los pueblerinos. Y es que en ese oscuro día, no solo les quitaron sus palabras, sino que más bien, las terribles fuerzas del imperio (llamado en ese entonces, estado) hacían de estas palabras robadas un nuevo discurso. Discurso lleno de mentiras, engaños y del cual fue evidente notar en su interior, las palabras robadas a los humildes idealistas creadores de sueños convertidos en palabras y que hoy en día yacen, de alguna manera, callados en el imperio llamado (hoy en día de igual forma), estado.


Recordando la historia de aquel pueblo (que en algún momento existió), se hace nostálgico recordar que en aquellos tiempos de antaño se solía mirar el futuro como un nuevo horizonte del cual ellos mismos eran dueños y del que podían emerger nuevos y grandes acuerdos que mejorarían, aun mas, la convivencia de estos muertos (hoy en vida).


¿Muertos de que?.


Muertos de palabra.


Justamente tienen su nombre puesto los habitantes míticos de aquella zona del mundo, en algún momento existente. “Los sin palabras”. 


Es melancólico de explicar, también, como la palabra dejo de existir en un mágico lugar determinado en el mundo.
Y es que no se sabe del porque los seres que se han callado (o los que nunca hablaron), no resuelven desconectarse de aquel trauma que experimentaron en algún momento de la historia (si es que de eso se trata). O quizás ha sucedido que los que en algún momento hablaron se han cansado de hacerlo por que la libertad les fue sustraída y reemplazada por un pedazo de recompensa desechable ante gigantes y horribles  mounstros que se divirtieron y satisfacieron su hambre (hasta días presentes). Comiendo, matando y destruyendo lo más preciado de los habitantes del lugar… Sus palabras.


Palabras que hoy no resaltan, no se oyen, no se alcanzan ni siquiera en el silencio de las conciencias de los seres habitantes del imperio dominado por criminales desbaratadotes de las palabras que traducen un humilde y legitimo sueño. No se imponen (ni siquiera en el acto de nombrar en la palabra el sueño) y se rehúsan a establecerse en la multitud de humildes habitantes compañeros que ya no tienen palabras.


Hoy en día es penoso ver como los habitantes mudos, caminan por las aceras del pueblo, sin hacer comentario alguno, respirando poder emanado por los gigantes vencedores del tiempo de las palabras libres.


La gente que vive en la actual comunidad controlada por el poder, hoy en día sabe de silencio y en algún momento supo de palabras. Son estas últimas las que hacen a los habitantes del actual imperio, soñar.


¿Soñar con que?.


Soñar con que algún día, volverán a hablar. Ya no para seguir con el proyecto frustrado, sino para combatir contra el silencio. Silencio que ha sido hasta el momento, (como resultado) la impotencia de vivir gobernado.


Ahora solo les queda a aquellos personajes, mostrarse, darse a conocer y hacer uso de su existencia de otros modos. Modos curiosos, pero finalmente es la unica forma de hacerse notar, hoy en día en la ciudad...


                         
                                                                                                   

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