BICENTENARIO: NADA QUE CELEBRAR

Posted on 18:47 by aula subversiva


Hemos visto con asombro y estupefacción todos los mensajes televisivos acerca de la celebración del Bicentenario, vemos en las calles, en los semáforos, en los basureros, arriba de los edificios, en cada esquina donde nos paramos, nos llueve celebración, aquella de la que han hecho mención todos los medios de comunicación de las más diferentes formas para distraer las ideas de las gentes, abusando de la inteligencia de los simples transeúntes, insultándola las más de las veces, con frases clisés como ¡C, H, I, Chi!, ¡L, E, Le!, Chi Chi Chi, Le, Le, Le, ¡¡¡Viva Chile!!!, o dándole énfasis a la unidad ciudadana, a olvidar el pasado innombrable, o alguna paya fome que se le ocurra a algún sujeto que se cree el cuento de payador, porque esto de creerse el cuento de la felicidad y las fiestas patrias, corre como aguardiente por la ciudad hoy en día, pero hay que estar bastante demente para llevarlo a cabo, para creerselo, porque de ser así, "debemos" pintar todas las casas y comprar en Easy y no en Homecenter para que quede más lindo y nos rinda más la pintura, comprar las carnes en Jumbo que siempre tiene lo mejor, aunque Santa Isabel (que te conoce) tiene las rebajas más elocuentes, pero ojo, sólo hasta el 12 de septiembrre, porque debemos saber con certeza y sin vacilación, que el 18,19 y 20 de este glorioso mes, van a cerrar todos los supermercados y negocios por lo que debemos comprar antes del 15 para que no se nos agüen las fiestas antes de comenzar, entonces, aquí, justo aquí, se desarrolla una especie de locura bicentenaresca en que "debemos" tener la mejor carne y en abundancia para que no se note pobreza, las mejores parrillas, y los mejores vinos, chichas y cervezas, que no se nos olvide el ron para los jóvenes porque ellos beben sólo ron, creo que las borracheras son de más alto nivel que con un vino tinto. Y los cigarritos de costumbre. Ah, claro y las gloriosas empanadas de horno, en que las dueñas de casa hacen como 400 sólo para la familia. 

En fin, se ha desatado una pelea en las calles sin parangón de ofertas y demandas para lograr una fiesta que nunca olvidaremos porque es el bicentenario el que cuenta, "la primera junta nacional de gobierno". 

Entonces seguimos sufriendo amnesia entre las preparaciones y aprendizajes de cómo hacer un mejor asado, de lo que está sucediendo con la huelga de hambre de los mapuches que ya llevan más de 60 días al que se han sumado algunos diputados desubicados, en este acto de rebeldía y malas costumbres como lo menciona el presidente de la república, elegido por la mayoría de los chilenos, dándole un pompa enejenante a la misión de sacar a los mineros desde el fondo de la tierra, celebrando todas las payasadas que ellos digan, hagan o piensen, porque así humanizamos a las gentes detrás de las pantallas o del diario o donde sea que salgan las noticias de aquel accidente, y no es culpa de ellos que sean los regalones del planeta hoy por hoy, pero que sin duda, ha ido tomando ribetes bastante truculentos, para ocultar bajo tierra todo aquello que no sea grato para el oído del sentido común. Olvidándonos por completo de las réplicas que aún tiene el maremoto y terremoto del 27 de febrero para ser más exactos, tan lleno de errores e ineficiencias gubernamentales, y que aún no logramos reparar ni la mitad de los daños ocurridos en ese fenómeno natural. 

Aquí estamos, entre la fiesta del bicentenario, pretendiendo que el país celebre un aniversario más de la formación de la Primera Junta de Gobierno y en el momento exacto en que somos más esclavos que nunca de un sistema brutal y desproporcionado, en que ya no existen las personas, sino sólo productos, en que ya los tiempos no son nuestros, porque están vendidos e hipotecados a las casas de comercios, a las AFP, a las Isapres, a las Cías. de Seguros, a las jornadas indiscriminadas de trabajos, a los espacios cada vez menos verdes, a los Mall de todo Chile convertidos todos ellos en un cardúmen de pirañas depredando todo a su paso, dejando hilos de sangre en los pavimentos, en las oficinas, en las fábricas, en las grandes tiendas, todos ellos disfrazados con sonrisas para creer que somos felices y que todo sigue funcionando correctamente, que así es, todo funciona correctamente, limpitamente, y seguirá funcionando de esta manera mientras sigamos permitiendo que así suceda. 

Feliz Bicentenario para todos aquellos que tengan algo que celebrar, para los otros, para aquellos que están en huelga de hambre luchando por sus derechos, por sus tierras a través de largos años de historia y los miramos como si fueran sólo de ellos, como algo ajeno a nuestra vida. El paro que llevaron a cabo los funcionarios públicos de la Anef, la huelga del banco central, que sólo demuestran el descontento de un país, también las manifestaciones de los estudiantes por el alza del pasaje escolar, y por la posibilidad que todos los jóvenes puedan acceder a lo que nos pertenece por derecho, como es la educación, para todos ellos, que somos todos nosotros, nos permitimos hacernos la pregunta. 

¿Qué bicentenario vamos a celebrar? 

Por: Dilcia Mendoza

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